lunes, 30 de agosto de 2010

CARTA NUMERO CINCO

Ilusión de mi corazón:
Ya no pude contener más y te desnudé sin tregua, te rocé con la punta de mi lengua cada rincón perfecto de tu inmaculado ser, troté por el llano inerte de tu vientre, crucé las fronteras de tus manos, tracé con mis dedos lirios en tu espalda y me bebí la sal de tus redondos pechos, nos transformamos en un animal de dos caderas, de cuatro manos y de una sola mente, descifré tu mirada con mi ceguera y entre sustancias y cosas que no han llegado a ser conversamos largamente queriendo en un solo instante aprovechar los lapsos perdidos, los momentos estacionados en algún lugar que no se volverán a encontrar; cuando la brisa del mar entró en mis ojos (...) despertándome.
Más tuyo que nunca.

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