viernes, 5 de agosto de 2016

VALENTÍA

En realidad no sé si era una, dos o cinco
si cazaba fantasmas o se resignaba por su antigua conflagración.

En realidad no sé si esperaba el silencio o el silencio a ella
si la noche dormitaba por su insomnio
si la madrugada se sentía más viva porqué ella le habitara; sólo lo supongo, no lo sé de cierto.

En realidad no sé si era la reina de las flores o aquella que está frente a Dios
si las leyes naturales existían por su obra y gracia
si el tiempo adelantaba o atrasaba al compás de sus pasos
si la boca, su boca, era paz sin dueño; sólo lo imagino, no lo sé de cierto.

En realidad no sé de dónde llegó; de Hungría, del Seis Banderas o de dónde florece el agua
si ella que ve gente que calla y pasa, sea la que me vea y pase
si su cabeza se arrepienta de tener los ojos cerrados
si su tristeza sola de estar acompañada sea sólo una bocanada de humo de cosas que no habla; sólo lo pienso, no lo sé de cierto.

En realidad no sé si me perdí porqué quise o porqué sólo quería desaparecer con ella un instante
si ella que no baila se embroca en la oscuridad de leer con las manos grises en un corazón amarillo
si ella colisiona tres obsidianas con la textura de su cuello
si ella que tiene dos obispos anaranjados en los ojos que no miran
si ella, si ella, sí, ella; sólo divago, yo no lo sé de cierto.