lunes, 28 de marzo de 2016

MÁS ALLÁ

Qué duro debe de ser ajusticiar el corazón de alguien
darle paredón cuando solicitaba cariño.
Que duro debe ser incendiar las cenizas,
apagar la luna,
convertir en grises los versos,
acallarle a alguien el silencio.
Qué duro debe ser cancelarle la lluvia a alguien
hacerle olvidar los colores,
matizar sensaciones,
abaratar los silencios.
Qué duro debe ser mirar unos ojos y volverlos ciegos
esconder en la oscura maleza los pedazos rotos de una sonrisa,
quitarle las vocales a un nombre,
así, sin culpa ni disculpa.
Que duro y qué cómodo es asesinarle el amor a alguien
dejarlo sin Dios,
quitarle su parte del botín,
desaparecer su lado de la cama.
Que duro debe ser quitarle la mitad a su mitad
arrancarle el giro a un planeta,
que duro y qué duró
cuando más allá sólo quedan puños donde deberían haber brazos extendidos.