jueves, 17 de mayo de 2018

SEÑOR GÜISQUI

Un tipo duro chupa vaginas, mete los dedos por cualquier orificio disponible, lame duro los pezones rosas, no se detiene a mirar los ojos ni a seducir cuellos. Un tipo duro, no se entretiene tomando las manos ni besando las piernas.
Un tipo de esos que entiende que el amor no existe (qué quizá algún día sintió pero ya no siente más), que ha dejado de sentir cariño por las mujeres porque en aquellas que confió sólo le pagaron con insensatez, desprecio y olvido.
Hoy ese tipo duro es el que disfruta del tubo, de los bailes exótico, de los coqueteos en cualquier antrucho de quinta y en la ambición de por fin poder olvidar todo el dolor que le provocaron. ¿Cómo olvidar a quien nos rechazó tantas veces? A quien con su olvido condenó a un corazón noble a un dolor indescriptible, insufrible, de esos que provocan náuseas y llanto incontenible cargado de desesperanza.
Un tipo rudo, de esos que enamora con la palabra. De esos que sacan la cartera y el carro para ver a cuantas se sube. Un tipo de esos que quiere olvidar a quien le dejó el eterno desconsuelo y al mismo tiempo recuerda todos los días, porque olvidar sería volver a caer en los dulces brazos de una mujer que no lo entenderá y que le romperá el corazón con más fuerza.
Un tipo que en el presente ama el güisqui helado, el vino tinto, los picnics en domingo y la parranda en lunes. 
En éste presente estás tú, con tu rostro perfecto, sonrisa que desviste y tinte inmortal.
En ésta noche de vermouth, fluoxetina y soledad estás tú, con los labios del pecado, con el deseo terrible, casi brutal de poseerte que jamás había sentido por alguien, un deseo que no le deja dormir, que le impide pensar y fornicar.
Tus ojos de paraíso nunca serán de nadie.
Un tipo de esos cuyo sistema de valores está deteriorado, pese a eso, busca ser lo menos infeliz posible, de no amargarse ni amargarle la existencia al otro. Aunque casi siempre no lo logra. Remordimientos, culpas, insatisfacción.
Un tipo rudo, de esos que busca un beso que lo condene a la perdición absoluta. A mujeres de esas que ni siquiera pueda mencionar su nombre completo por los desastrosos estragos que puedan causar en su corazón. Un tipo duro. Señor Güisqui, le llaman en los templos de pecado que frecuenta cuando no tiene con quien hablar.

viernes, 4 de mayo de 2018

UN DÍA CUALQUIERA

Y henos aquí, por cuarta vez. 
Te me cruzas como un deseo azucarado, como un destino final. Hoy, te huelo mas cerca que las otras veces, apestas a paz, a quietud, a regocijo de mis enemigos. 
Henos aquí una vez más, sintiendo ésta bocanada de aire oscuro, percibiendo en mi piel la lengua del lobo negro, sintiendo en mis oídos como tus últimas notas me alejan de tu crueldad insomne.
Heme aquí, seducido por tu Venus de muslos suaves, por tu mortaja de estrellas infinitas, por la final negación de la realidad convexa. 
Heme aquí hoy. 
Mañana, no sé.