miércoles, 13 de febrero de 2019

RÁPIDO

Lento, avanza como escalofrío, en mi piel como en mi lengua
se contrae en cada instante, y la seda constante se pierde y se dispersa
avanza lento: insoportable, avasallador; avanza lento: como loco sin dios o diablo
se expande en cada resignación, y las plumas de ganso fermentan gusanos detrás de los ojos
avanza suave: inmaculado, penetrador; avanza suave: como luna nacida del sol.

Lento, te obliga a pensar en la duración de Dios, en la fórmula mágica del adiós
cae perpetuamente, como gota de un naufragio, como el silencio que hay en la muerte
te reclama ventanas de arena, gestos de nubes y postigos de amor
galopa montado en insectos, cantares extraños de agujeros volcánicos, ecos de la pasión
cae efímeramente, como el azar de unos ojos, como silueta misteriosa en la rivera plutónica
avanza triste: como mi alma, como el mundo; avanza triste: como verdad fácil o mentira piadosa.

Lento, muerto de amor, muerto de miedo; estas gotas de lluvia me destruyen sin saberlo
eterno dura cada orgullo, y miro y muero porque su alma es sangre y frío
avanza lento: como la noche y su puñado de estrellas; avanza lento: como la culpa y los fracasos
efímero cual rostro de adiós, y el abrazo de la sombra se percibe como una maldición
avanza lento: como pan que busca un hambre; avanza lento: como el amor y la desgana.

Lento, emigro llevándome mis dudas, cómo un cielo rojo, pero sin tantas nubes
avanza lento: como la piedad por uno mismo, como la mustia de nuestras soledades
retrocede como puede: como el tiempo preguntando a solas, como el pan y las penas
avanza suave: como las manos que inventan un lenguaje, como los labios que mueren en lunares
y la vida se vuelve distinta; más dócil, más cauta y la lumbre se vuelve inapagable y las nubes se vuelven solo nubes; avanza rápido como un hongo sin permiso y el raquítico perdón de dios se vuelve culpa de uno.

Siempre cuesta sentirse desgraciado
pero hasta aquí aposté la verdad.

Rápido, que la vela se apaga.