jueves, 31 de diciembre de 2015

¿POR QUÉ EDUCAMOS?

¿Por qué educamos?
si cada muerte viene con su hora
si el tiempo es guarida de ladrones
si la patria explota antes que nos alcance la vergüenza
si la vida no es más que un blanco inmóvil
si estamos más lejos que cualquier horizonte
usted preguntará ¿por qué educamos?
si nuestro bravos mueren de tristeza
si no están quedando árboles ni cielo, y el universo se volvió destino
si cada noche un insomnio y cada despertar un desatino
usted preguntará ¿por qué educamos?
educamos porque el hoy no tiene nombre pero tiene nombre su destino
educamos por algún futuro
educamos porque el río está sonando y si suena el río, suena el río
educamos porque todo
por el pueblo
por nuestros vivos pero sobre todo porque nuestros muertos quieren que eduquemos
educamos porque ya no es suficiente el grito y porque estamos hartos de vivir en la derrota
por la niña, por el niño y por las pequeñas cosas,
educamos por las estrellas fugaces
porque creemos en la gente y en el campo que huele a primavera
educamos porque somos militantes de la luna
por los sobrevivientes del suicidio
por los que dicen que la felicidad existe
por los de los puentes y por los de abajo de ellos
por los ricos y por lo que no lo son tanto
por los que dicen que la ignorancia nutre

Educamos
o al menos eso decimos

mientras nos aguanten las respuestas.

ÚSESE DESPUÉS DE TIRARSE

Que insípida es la muerte cuando ya no se puede jugar con ella,
que paranoica está por los ruidos que hace la vida de noche,
infame y aburrida aunque el diablo le bendiga,
triste cataclismo
páramo oscuro de alegría.
Que proeza es hoy morir habiendo tanta vida en las esquinas,
su bendita ignorancia; aquella que no sabe de rebaños de nubes o manadas de viento,
de fríos de octubre
de limones de azar
de agua de marzo.
Que juguetona resulta ser la muerte cuando es entre rocas \ soplo de brisa
caricia lejana \ amparo de lujuria
¿Cuántas caretas tendrá la muerte?
Yo la he visto con cara de monstruo
ese que se esconde en la risa
ese que está debajo de la cama
ese que pincha los ojos
ese que se esconde entre las sombras
Yo la he visto con cara de vida
esa engalanada por los homicidas
esa de la piedad persuasiva
esa que fue malparida
Yo la he visto con cara de mujer hermosa
esa que espera con los ojos cerrados
con los pechos cercanos
con las piernas abiertas
y cómo ellas
nos usa después de tirarnos.

Ciudad de México\ D.F.

Prohibido manejar a más de ochenta
Prohibido dar vuelta a la derecha en esta ciudad de izquierdas
Prohibido ser clandestino en la red
Prohibido faltar a misa los domingos aunque entre semana nos importe poco la condena
Prohibida la eficacia con excepción del lecho conyugal
Prohibida la tristeza, a menos que haya sido previamente tramitado el permiso,
Prohibido no ser corrupto
Prohibida la primavera, las palabritas y las palabrotas
Prohibidas las reuniones de más de una persona
Prohibido no cerrar la calle para cumplir algún capricho
Prohibido radio UNAM, la trova y Delgadillo
Prohibidos los sindicatos, los perros de casa, las minifaldas, los anticonceptivos, el trago amargo y la nube gris.
Absolutamente prohibidos los pies de plomo en éste mundo de aluminio
Prohibidos los inviernos, las postales, los vaqueros
Prohibido no sacarle foto a la comida, a los sueños y de vez en cuando a la vía láctea
Prohibida sin perdón la eficiencia y el pensamiento humano
Los zurdos
El jilguero
La disidencia
Los puños apretados y el amargo en la saliva
Prohibido no ser tumor maligno en la ajena sonrisa
Prohibido no ser otro siendo el mismo
Prohibido ser camino y no piedra

¿Pero quién no querría suicidarse?

lunes, 9 de noviembre de 2015

YA NO HAY TIEMPO

...Ya no hay tiempo, ni para que me descarnes los labios con tus manos ni para que te calcine yo con éstos diez inviernos...
...Ya no hay tiempo, y el ir y venir del mar lo sabe. Deja flotar en su orilla el dulce y prontísimo sinsabor de la esperanza...
...En efecto, se nos terminó el reflejo de la fuente, se acabó la ocasión de volver a nacer en el mismo silencio, se nos apagó la farola y nos quedamos ahí cómo dos sombras ocultas tras la cortina...
...Ya no hay tiempo y éste Dios noctámbulo lo reconoce. Ya no enreda dedos en cabellos o sueños en anhelos o deja besos transfigurados en el marco de una puerta...
...Nos terminamos el crepúsculo, y ahora la noche y el día se igualan. Ya no hay tiempo en blanco para que los dos podamos dibujar un árbol o un esqueleto, la banca de un parque o un vaso con café mal filtrado...
...Es una verdadera lástima que nos hayamos terminado los micro-segundos, el barrunto del reloj, la nata que caía del calendario. Que pena que no podamos volver a salir descalzos y levitar entre los tic-tac que auguran uno que otro despavorido final...
...Ya no hay tiempo, y lo que verdaderamente me preocupa, es que tú siendo dueña de él, hagas un poco más con el sólo fin de jugar con mi corazón al desahucio...
...Está bien, si hay tiempo pero es sólo para los que cómo tú, ya no aman...

lunes, 2 de noviembre de 2015

LUNES NEGRO

Lo único que pido cuando sé que me va a atacar la tristeza es que no sea cobarde y venga sola; que deje a los elefantes de la nostalgia amarrados en su piedra; que no venga con ella el llanto: verdugo de rencores; que sea ella y solamente ella; que me ataque de frente, sin miramientos, sin mansedumbres, sin piedad; pido que no descargue sobre mi sus hordas de recuerdos: asesinos de memorias; suplico que no ponga en la vanguardia al Aquiles que le escolta: el tiempo; que no sea cobarde y venga sola; que me destruya, que incendie mis escombros, que calcine mis suspiros pero pido que no me asedie con su mortal máquina de guerra: la felicidad pasajera.
Pido mucho; bien sé que no vendrá sin la tortura que es su ariete o sin la condena que es su gastrafete preferido. Sabe que si me ataca sola, la derrotaría al instante. Pero no. Es cobarde y me soltará a los perros de la guerra. ¡Bah!, ya la escucho al compás de las Variaciones Enigma de Elgar, citar a Aulo Vitelio: «un enemigo muerto siempre huele bien».

domingo, 1 de noviembre de 2015

EL TRIÁNGULO DE LOS LUNARES

En el mapa que es su piel, se notan claramente los caminos; basta con mirar un poco para saber que los suyos no son lunares; más bien pequeñas islas, en dónde cualquiera atracaría, cuál barcos de quietud, sus labios.

Basta con saber un poco para entender que las líneas de su mano son diminutos horizontes indescifrables
cielos esponjados que se pierden en el más allá; un allá que no tiene Yin; un acá que no tiene Yang; sus lunares son hormigas que muerden a distancia; pájaros invisibles, silenciosos y nostálgicos.

Muchos han querido saber al tacto, cuanto cielo guardan los tres puntos suspensivos que cuelgan de su haz; entre sus líneas, horizontes o lunares, subyace una civilización perdida: aquellos que veneran sus pies desnudos; estoy seguro de que hallaré más lunares en su alma. Redondos, diminutos, como demonios muertos en la palma de un Dios al que le faltan las auroras.

Basta con mirar un poco la distancia que hay entre las comillas de su labios para entender sus ecos; para descartar sus presagios, para dejarle la guía a las estrellas; y bien sé que desconozco sus mares, que no soy el mejor navegante, que le dejo el timón a mis deseos; y bien sé que no sé nada de sus nubes, de sus rocas que escarpan de sal el miedo, del misterioso diablo que le habita; de la brújula descompuesta que le mata.

Muchos han querido saber al gusto, cuanta locura se le junta en la mirada; cuanta noche, cautela o resignación se le queda en los andenes fantasmales del tiempo; cuantas barricadas o trincheras pone ante las ausencias transitorias; cuantas dudas responde mientras la vigilia le canta sobre los ojos. 

Basta con mirar un poco su triángulo de lunares para querer estar perdido en el; para intentar descubrir sus otras dimensiones; para naufragar en cualquiera de sus vértices. 
Para decirle que si aunque no sea el único que le habite.

lunes, 7 de septiembre de 2015

AGUAMANIL

Debería bastar con decir basta para que la noche dejara el postigo de la puerta. Debería bastar con nacer para qué estuviéramos despojados de toda cifra o indicio. Debería bastar con morir una vez para dejar de ser lo que somos, para que los demás dejaran de confundir el este con el ese o el aquel; el que fuimos o no seremos antes de ser nosotros. Debería bastar con maldecir una vez al monstruo que habita la sombra. Pero no, ya no basta con bastar. Ahora la noche se queda y hay que aguantar la homilía de los grillos, la tenacidad de las voces, el infortunio de los vencidos. Hay que morir varias veces para entender que el monstruo de la sombra, aquel dueño y señor de la lluvia, aquel que es una pobre deformación de la piedad por uno mismo, ese monstruo mustio que llega solo y nos devora y vomita, sólo es nuestro reflejo, el que habita en el agua estancada de un lavamanos a las dos de la mañana.

EL LOBO DE LAS DIEZ VOCES

¿Quieren saber por qué la maté? No se preocupen, les puedo contar todo y así verán que no es el relato de un loco. Nervioso, sí, muy nervioso. No tenía nada contra ella. La ama, la deseaba todas las noches. Ustedes no saben el grado de deseo. Me transformaba en cosa, en animal, en bestia. Puedo ser un tanto nervioso pero no loco, loco jamás. En esa época, la trataba con mucho cariño, con regalos, con atenciones. Cumplía al pie de la letra con todos sus deseos, por más absurdos que fueran. Nunca la traté mejor que esa semana antes de matarla. Todos los días iba a buscarla a su oficina, sin que ella supiera. La veía ir y venir con uno o con otro. Siete días hice eso. Inquieto si, loco nunca. Con ésto les estoy demostrando mi enorme lucidez. Nervioso, no loco. El octavo día cambiaron mucho las cosas. Fui a su oficina de nuevo, viajé en taxi y caminé tres cuadras, la miré con un hombre alto, moreno y blanco, se sujetaban de la mano y se abalanzaban con perros excitados. Amarillo, verde, celeste. Inquieto y nervioso sí, loco nunca. Verde, verde, amarillo amarillo celeste. La seguí por nueve cuadras, a veces escondido detrás de un árbol, otras con un periódico de tres días antes ocultando mi rostro. Loco, loco. Nervioso, inquieto, amarillo verdoso y celeste. Hasta ese día no tenía nada contra ella. Yo la quería. Oficina verde cosa animal moreno perros. Llegando a casa, me preparó el güisqui de la noche, me encendió el cigarrillo. Inquieto y nervioso, pero no loco. Celeste, verde celeste. Y entonces la escuché en la bañera. Debía estar desnuda y en lo oscuro. Si se abría la puerta sólo un rayo de luz se atravesaría. Entonces ahí mi ira se desató finalmente. Me abalancé con un alarido sobre su cuello. Le tapé la boca con la mano y con el cuchillo de la cocina le corté la cabeza. Ah, que liberación. Celeste, amarillo verdoso celeste. Cómo pueden ver, procedí con total astucia y lucidez. Ésto niega totalmente la posibilidad de que yo esté loco. Le corté los brazos y los pies. Apagué las luces y fui a la farmacia por lejía. Compré dos litros y regresé. Inquieto sí, loco jamás. Tomé sus piernas y sus brazos y los puse en la regadera y comencé con mucho cuidado a derretirlos. Loco, loco, loco. A veces me duele la cabeza. Después el torso y los dientes, sus risos que un día me enamoraron, sus orejas con todo y aretes. Todo, con excepción de sus ojos. Esos se los dí a los lobos. Inquieto y callado, sí. Loco jamás.

jueves, 2 de julio de 2015

ANTES QUE TÚ

No sé si le ha pasado a ustedes por la cabeza, asesinar. Yo intento todos los días no hacerlo. Es una lucha constante verme al espejo. Desnudar con la mirada aquel otrora reflejo. No sé si le ha pasado alguna vez por la mente, matar al extraño que está primero que usted en la fila del café. No sé si usted, haya despertado hoy con la idea de cocinarle con lejía la lengua a alguien. Algunos podrán decir que estoy loco, otros dirán que mi tío amoroso, me violó a los ocho años. Lo peor es que están equivocados. No tengo una anécdota que contar para justificar mis muertes. Todos necesitan una. Deudas, ignorancia o religión. Yo no. Yo le mataré a usted y a otros, por el puro placer de verle suspirar por última vez. Para ver cómo derraman su última lágrima o escucharles su última plegaria. No sé si le ha pasado a usted — ahora que lo veo sangrar de esa manera— no creo que lo haya pensado, porque si fuera así, sería yo el que estaría amarrado a esa plancha en el sótano de una casa de campo.

sábado, 6 de junio de 2015

CLOUD ATLAS

Siempre me he preguntado si las nubes serán acaso solidarias. Digamos la orográfica que tiene forma de calaca con la de convección térmica que es una jirafa con el cuello roto. Si la producida por un frente que tiene forma de ganso le dirá a la que es espada que una turbulencia le espera por delante. Sabrán las cumulonimbus incus en forma de palapa que al apostarse en el parque le hace un bien a las hormigas que construyen. Si le avisarán a la que tiene forma de ballena que un avión con 107 Ismaeles está por arponearle las entrañas. La cirros que empiedra el cielo marrón le avisará a la castellanus que su voraz enemigo, el rayo, le quiere destruir la torre más alta. Pobres nubes, no entienden que su peor enemigo no es el viento huracanado ni la centella cómo látigo, sino el ionizador de aire de Alexander Chizhevsky.

viernes, 5 de junio de 2015

SIN UNO MISMO

No tengo mucho que decir, excepto que una tristeza me embarga. Sí, me embarga. Pero no es de esos embargos rápidos, sutiles; no es uno de esos de entrada por salida generado por una deuda súbita. No, éste embargo, si le puedo seguir diciendo así, me quita un poco de aquí, un mucho de allá. Por ejemplo, hace años se llevó el recuerdo de cómo era tú voz y me dejó sólo con el tono intermitente de una línea ocupada; entró mientras dormía y me despojó del aroma de tú cabello cuando estabas recién bañada. Tal parece que mi deuda es monstruosa y la tristeza se ensaña. Los intereses por el millón de estupideces que cometí contigo son incalculables. Los quince dígitos de mi sumadora Casio no son suficientes para mostrarme el número indicado; el que al saberlo, me dejaría un poco tranquilo, ya que dedicaría todo por saldarlo. No, la tristeza me embarga y lo peor de todo es que no hay divisa o inmueble que la satisfaga.

viernes, 10 de abril de 2015

ORÁCULO

Soy tú peor pesadilla, tú contrapaso, tú infierno más oscuro; soy tú demonio más condenado, soy todo lo que no te atreves a decirte frente al espejo, lo que ocultas bajo las almohadas, el monstruo que vive bajo tú cama, los dedos tibios que hurgan bajo tú falda. Soy todos tus pecados, la navaja de dos filos que besas por la noche, la cruz de cabeza a la que te encomiendas, soy todas las voces que te susurran y te ordenan que te mates. Soy tú destino y en mis labios arderás toda la eternidad.

ISO 001

El amor es el mismo en Ámsterdam, Barcelona, Caracas, Guadalajara, aquí o en China; su prolija culpa, su terrible ocasión y su despojo no conoce de fronteras, no entiende de signos o estaciones, no sabe de rasgos o crepúsculos; el amor es el mismo sin importar el paisaje o el tiempo giratorio, el amor es el mismo sin importar el lenguaje de la excusa, el camino de la huida, la confección del almohadón; el amor es el mismo sin importar los horizontes o el color de la arena, no importa si el mar es azul o verde, si hay robles, cactus o palmeras; el amor es el mismo independientemente del tipo de tristeza, sin importar que brebaje uno se tome, sin importar a que dios uno se confiese; el amor es el mismo: pobres de nosotros, compartimos el mismo abismo.

IDA Y VUELTA

Quién hubiera creído que tú y yo nos arrojaríamos en el mismo silencio, en la misma suerte
que pospondríamos nuestro maleficio una o dos décadas más
que los dos nos despojaríamos inexorables de toda estación
y en la lúgubre penumbra nos encajaríamos cual puñalada nuestros infinitos rencores.
Nadie hubiera pensado que mi vieja cara de muerte y tu nueva cara de mujer hermosa
nos pondrían en la guardilla
siendo más traidores que nunca
más paranoicos que la vida
sin pronóstico de ocasión ni formalidad sospechosa
sin gestos o postigos de mares
sólo dos besos y un par de temores.
Nadie hubiera pensado que serías una más de esas tontas que van por las rosas y se dejan crecer las mariposas.
Nadie hubiera pensado que sería uno más de esos idiotas que piensan que pueden atrapar una estrella con una red para pescar.
Nadie hubiera jurado que los aguaceros te reparan,
nadie pensaría que los cigarros me consumen,
que nuestra coyuntura se derrama y apaga el eco del ocaso.
Pero henos aquí, durmiendo en el menguante, reposando en el biombo de las nubes y soñando una vez más
que ninguno de los dos se queda, que ninguno de los dos se va.

PUNTO Y COMA

Engaña a mis ojos, dime que me amas; enumera mi nostalgia, llora sobre éste cielo opaco; acércate, ven, háblale a mis manos con tus labios, dime mi nombre frente al espejo, acaríciame a susurros; deja caer de tú lengua la gota que derrame mi deseo, deja que tus pechos sean mi refugio, que tus piernas suaves y morenas claudiquen en mi cama; engáñame sordamente, dile a tú pasado que estás hecha para mi, que desaparezca, que te abandone de la misma forma que lo abandonaste a él, dile a tú futuro que tus manos están encadenadas a mis fobias, explícale a tú destino como dejó de ser el amo de tus sueños, hazle entender que ya no hay ruidos muertos ni parques amarillos, que ya jamás habrá nidos vacíos, que nuestro amor será como un almendro o roble o pino vivo en primavera; anda, engáñame, déjame escuchar tú silencio, permíteme dejar de creer en Dios, Él está lejos, tú estás aquí, del otro lado de mi cama, del otro lado de mi cielo; déjame pensar en el infierno, observar como su calor corre por mis venas, como su sangre nace sin demora en mis ojos, como esos fantasmas que lo habitan van encontrando paz añeja; ven, suicídate conmigo, arrimémonos al péndulo desnudo que nos penetra en la osada y eterna madrugada, toma mi mano, brinca al vacío de las dudas, al hoyo negro de nuestras pasiones, no te preocupes, a cualquiera de los dos le nacerán las alas; engáñame, por última vez dime con fuerza y dulzura que eres mía, que soy tuyo; miénteme igual que le mentías a él, dime también que los dos, despojados de todo miedo, seremos la utopía inexorable, el fin último de la vida, el sentido neutro del día y la noche; yo también te engañaré, te diré que el tiempo es aguja y mis manos seda fina, explicaré mil veces con mi voz quemada, que el alba nos hace gemir, que los cielos sin excusas penetran nuestras sábanas, que siempre estaremos tibios, intactos, sin ventanas de arena, sin oasis de fuga; te mentiré descaradamente para conseguir el tesoro que guarda tú pecado, te diré que te amo, de frente, sin lontananza, sin mansedumbre, me dirás que me amas, sin temblores ni maleza y los dos, sin estupor, sin sollozos y sin lamentos, nos engañaremos para tratar de engañar al más grande engaño de todos, la felicidad.

DOS ES IGUAL A UNO

No tengo nada más para decir; hoy, te fuiste, por segunda vez te fuiste. No diré que me abandonaste, mucho menos diré que el dolor se hace soportable con pastillas y alcohol. No puedo confesar que hoy, cómo aquella vez, lloré hasta quedarme dormido. No sabes lo que es estar sin ti, lo que cada madrugada me susurra al oído. Cada vez es más difícil, cada vez el dolor me deja una cicatriz más grande, cada vez se complica el seguir respirando. Pero alguien tiene que seguir saludando, alguien tiene que seguir diciendo lo que pocos dicen, alguien tiene que levantar la mano y atreverse. Es complejo, lo sé, pero aquí estoy, de nuevo sin ti, de nuevo pensando en el mañana que nunca llega, en el ayer que nunca se va. Por segunda vez te fuiste, por segunda vez me toca montar guardia, por segunda vez tengo que aprender a vivir sin ti. Espera, no es cierto; si quiero puedo colgarme de una lámpara o tirarme al vació, si quiero puedo beber veneno o clavarme un cuchillo. Eso es, ahí está la respuesta; ahora, si en verdad me quieres, tú serás quien me alcance.

ESPEJO ROTO

Seis ojos me miran, me penetran, me atacan; dos de ellos reconocen lo que estoy pensando, saben perfectamente que cuando me dejen de mirar, tomaré la navaja y me la pondré en el cuello, tiraré de ella y el borbollón de sangre antes calma, salpicará su sucia mirada doblegando así su cruel destino. 

El segundo par, duda aún si lo que ve es cierto; saben de alguna forma que la probabilidad está ahí, arrodillada, mansa, otrora; aún no puede definir si es una navaja o un prejuicio, un cuchillo o una añoranza; no pregunta, sólo decide mirar, juzgar, parpadear lentamente en espera del final. 

El último par, no puede ver nada, la luz se les apagó con el atardecer; parpadean mucho, no saben nada, no entienden nada, no creen nada, no piensan nada. Sí, hay seis ojos que me miran, todos son míos. El espejo roto, nunca miente.

MUGIDO NÚMERO 7

Hay gente que confunde el latido de su corazón con el ruido generado por una ola; piensan que su ir y venir arrastrará las impurezas de la costa del corazón naufragado. 
Que egoístas al pensar que su amor trabaja de la mano con la luna, que fútil resulta la palpitación transformada en piel y que innecesario es el silencio de unos labios al tocar la arena.

miércoles, 8 de abril de 2015

EL AMOR DURA 28 LÍNEAS

No te conozco pero siempre he soñado que abrazo tú cuerpo desnudo.
Quiero mirarte, hablarte y escucharte; conocer el mundo de tu mano.
Te busco, te encuentro, te busco, espero aunque no llegues.
Sueño que despierto sobre tú cuerpo desnudo.
No te lastimaré aunque mis caricias a veces rasguen.
Te amo.
La franqueza será el puente entre el abismo del quiero y el ocupo.
Todos a nuestro alrededor se enteran que somos el uno para el otro.
Soy capaz de poner entre tus cabellos mi silencio.
Seguimos así, abrazados, tiernos, vivos.
Tú sonrisa y no la forma de tú cuerpo es lo que me hace quererte.
Caminamos, contigo todo es un empedrado sin dirección, y me gusta.
Suspiramos, yo cuando no estas; tú cuando sueñas con mi llegada.
Eres diferente a todos desde que te amo.
Besos, mordidas, sol radiante; nunca sabremos de arrepentimiento.
Te has convertido en mi esperanza de vivir.
El mundo que llevas ha cambiado; no hay variable que no me contenga.
Es cómo si todo el tiempo hubiera estado soñando contigo.
Beso tus caderas, tú cuello, tu sexo; no quiero despertar.
Recuerdo la primera vez que unimos nuestras manos.
Ya no imaginas el mundo sin mi.
Te quiero, te quiero; entiende, a veces exagero.
Abrázame, abrázame porqué mi lucha diaria es dura.
¿Dónde está tú cuerpo? Acércate, tengo frío; tus dedos ya no arden.
No me reclames, no tengo la culpa de que no sepas manejar tú vida.
Ya no somos los de antes; no hay señales que nos salven ni caminos que nos regresen.

Hola, no te conozco pero siempre he soñado que abrazo tú cuerpo desnudo.

domingo, 5 de abril de 2015

QUE ALGUIEN MÁS

No hace falta que digas una mentira. Bien sabemos que no hay una última oportunidad de guardar nuestras sombras bajo la penumbra ni de canjear nuestros abrazos por gemidos. Entendemos que ya nos extraviamos, que éste enigma llegó para quedarse porqué la respuesta estaba en tus manos y las quitas, porqué estaba en mis ojos y los cierro. No hace falta que trate de convencerte. Sé bien que mis dedos ya son invierno; que algunas cosas no se callan cuando las borro ni otras aparecen cuando miro la luna. Últimamente ya no recuerdo el día en que nos empezamos a reír a destiempo, el instante en que deseamos que la última vez en realidad fuera la última. Sé que no recuerdas el momento en que aprendiste a no confundir coincidencia con casualidad, a dejar de sentir miedo cuando piensas en el futuro. No hace falta que te diga una blasfemia. Bien sabemos que probablemente lo más impactante sea todo eso que no te digo. Ese silencio de sabernos, de percibir que en medio de nuestras peores tormentas comulgamos con fantasmas que ni sabían nuestro nombre. Los dos, ahora, estamos con los bolsillo rotos, y el horizonte desgastado de tanto contemplarlo. No hace falta que tratemos de esconder que eres el mar violento que se adentra para volver imparable y, yo soy la espera y el peñasco donde rompes. ¿En dónde estamos, junto al río o al borde de la noche; en un pasado del que no quieres hablar o en el pedacito inerte de luz y quimera que es el hoy?

No hace falta. Te dejo libre. Cuando te conocí eras estrella y quien diablos me creo que soy para bajarte del cielo. No hace falta que te siga mintiendo, no hace falta que te escondas para sentir a otro. No, no hace falta nada de eso cuando lo que me faltó fue coraje y ganas. Esas si que menguaron cuando la primera nube se iluminó de negro. No hace falta que digas que también es tú culpa. No hace falta que declares que él te entregó algo más que su cuerpo. No hace falta que me enseñes los mensajes o las fotos o la canción que te escribió. Sé bien que ya es hora de que me vaya porque ya no hay señales que nos rescaten ni caminos que nos regresen. Insistir resulta necesario únicamente si es para recordar que no vale la pena nada que no sea correspondido.

Aquí dejo éstos versos en desorden en espera de sólo una cosa: que un día alguien los lea y en lugar de achaques y reproches, encuentre la respuesta a nuestro enigma y la haga suya, evitando así tener algún día que recordar un olvido que en verdad sea el último.