miércoles, 25 de abril de 2018

TRISTEZA

Eres mía, y te miro y existes donde quiera
porqué la herida duele cómo dos
porqué la noche es un puñado de dudas y canto
eres mía, y te encuentro en cualquier casa
en cualquier cielo, en lo infinitesimal de un grano de arena
porqué no me salvas de mis juicios
porqué congelas mi calma
eres mía, y aunque no quiera, estás conmigo.
Yo soy el que te da cuerpo, bebes de mi sangre
estás donde menos lo espero, eres la huella de mi ser
te miras al mirarme, y existes con mayúscula
eres lo cierto de mi deformación, lo que me une y separa
porqué tú silencio es la frontera de mis labios
porqué tú nombre es el percance de ser buena gente
y estás cuando me pregunto que vendrá después de ésta última.
Eres mía, y te demoro en algunos pechos de alabastro
porqué tu comarca reina por el triunfo que le dio las ráfagas de amor
porqué te hallo incluso en la espera del vacío
eres mía, y eres la oscura maleza en la que dócilmente me agazapo
y te asomas por la confidencia de la fábula, el augurio.
Yo soy el que te da respuestas raudas, el que te hace avanzar cómo un cangrejo,
y en éste paseo hacia la muerte que es la vida, he apostado por inventar la verdad,
porqué estás incluso en éste aire nocturno, en los pretextos, en el tiempo
y no dudes que eres mía, y te censuro en algunas piernas abiertas
porqué tus lágrimas son mi aguacero invisible
porqué al aumentar el stock de ti, reescribes mi desgracia
y estás sacudiendo mi sombra, y estas destripando mis horas.
Eres mía, y a placer llegas y te vas.