viernes, 10 de abril de 2015

IDA Y VUELTA

Quién hubiera creído que tú y yo nos arrojaríamos en el mismo silencio, en la misma suerte
que pospondríamos nuestro maleficio una o dos décadas más
que los dos nos despojaríamos inexorables de toda estación
y en la lúgubre penumbra nos encajaríamos cual puñalada nuestros infinitos rencores.
Nadie hubiera pensado que mi vieja cara de muerte y tu nueva cara de mujer hermosa
nos pondrían en la guardilla
siendo más traidores que nunca
más paranoicos que la vida
sin pronóstico de ocasión ni formalidad sospechosa
sin gestos o postigos de mares
sólo dos besos y un par de temores.
Nadie hubiera pensado que serías una más de esas tontas que van por las rosas y se dejan crecer las mariposas.
Nadie hubiera pensado que sería uno más de esos idiotas que piensan que pueden atrapar una estrella con una red para pescar.
Nadie hubiera jurado que los aguaceros te reparan,
nadie pensaría que los cigarros me consumen,
que nuestra coyuntura se derrama y apaga el eco del ocaso.
Pero henos aquí, durmiendo en el menguante, reposando en el biombo de las nubes y soñando una vez más
que ninguno de los dos se queda, que ninguno de los dos se va.

No hay comentarios: