Vienes totalmente vacía a mi encuentro
sordamente amándote
raudamente odiándote
con mi cuerpo de lluvia
pensando en ti, tu en ti, todos en ti,
de nuevo te amo cuando nos acostamos
y en tu desértico cuerpo me pierdo
sintiendo que estas hecha para mí
como cóncavo y convexo
desaparecemos un instante
nos clavamos, penetramos, mordemos,
porque tu codo y tus pechos me lo confían
y mi piel me lo declama como un cuento,
pero hay momentos en que me preocupas
por que te veo ajena
te desconozco, te confundo, te olvido,
como la mujer de otro,
queriéndote en deseo
odiándote sin entierro
y amándote más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario