lunes, 7 de diciembre de 2009

SIN REMEDIO

No salves el dulce y tierno beso,
ni el aroma del perfume del cielo,
tus ojos, mis manos, tu brazo,
la piel de los dos que muchas veces fue de uno.

No rescates el frondoso jardín de tu vientre,
ni la magnificencia de la cima de tus pechos,
deja que muera el deseo de aprenderte,
y que se pierdan los ecos de mis truenos.

No ayudes a que vuele con alas de mariposa,
cercena mis lamentos con la espada de tus pies,
persigue tu susurro de huracán que no ves,
y disemina las ruinas de mi vida hermosa.

No apoyes más tus codos contra mi pecho,
arrumba y derrumba los troncos de tus dedos,
inhala y exhala las nubes de tus miedos,
arrincona y apila mis últimos y marchitos sueños.

No hay comentarios: