martes, 12 de octubre de 2010

DE MITAD PARA ADELANTE

La euforia del quince de septiembre ha terminado, la histeria masiva por una arenga de lucha ya duerme entre pairos y derivas y sólo quedan residuos entre los trenes o alguna propaganda que dispersa sigue colgando de un poste de luz o uno que otro anuncio que viaja en el colectivo, incluso ya pasó el inolvidable dos de octubre que ésta vez si se olvidó, ahora, los estudiantes no protestan ni hacen marchas con cánticos bien-aventurados, sólo bailan al compás de una seudo-democracia que les imanta y obnubila la mente, los estudiantes de ahora, estudian nuevas formas de perder el juicio, de idolatrar a falsos profetas o a estrellas estrelladas; que rápido se nos va el año, ya estamos por importar fantasmas del norte y pizcar flores de nuestros olvidados campos, estamos por visitar cementerios sin cemento y criptas de nombres olvidados, a éstas alturas, nos gusta cocinar calabaza y ponerle tragos de algún mejunje en ofrendas desganadas a nuestros muertos que nunca vivimos en vida; que rápido se nos va el año y la vida, que poco y que repetitivo tratamos de sobrevivir; ya pronto celebraremos el nacimiento del dios nacional al cuál simulamos ofrecerle pero le exigimos sin medida que nos quite las incapacidades y que por ósmosis caiga de la membrana celestial la gloria que no podemos o siquiera merecemos; que rápido se nos van tres cientos y sesenta y cinco lunas, que instantáneo es el instante, que efímero es el último suspiro del año que se pierde junto a todos los demás, qué será lo que obtendremos en el último y moribundo segundo antes de que el reloj campanee las doce, cuál será el recuerdo más fresco que tendremos de los doce meses que se fueron entre lágrimas y penitencias y lo más importante, el año siguiente a éstas alturas seremos los mismos o nos habremos dejado tragar por un animal tan temido y adorado como lo es el tiempo.

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