sábado, 6 de junio de 2009

HACERLO COMO TU

Yo no tuve el valor de hacer las cosas como las hiciste tú,
ahogar mi pesadumbres entre sabanas de algodón y bebidas embriagantes,
entre caretas de dulzura y melancolías añejas,
no tuve el valor de ahogar en el río de la ocupación todo el dolor que la traición me provocó,
me paralicé cuál ave en vuelo por el frió del invierno que tu indiferencia causó,
lloraré por la ausencia de esas risas matutinas que hacían arder mi sangre,
anhelare sus labios cada 8 del mes, sus sueños sepulcrales en los que un día morí,
sé que tu harás todo lo contrario de lo que yo estoy haciendo,
sé que nunca lo verás,
se que nunca lo pensarás,
se que nunca lucharas contra Morfeo por un par de horas de tranquilo descanso,
se que tu no comerás el bendito alimento una sola ves al día por que todo te sabe a tierra mojada,
nunca lo anhelarás,
nunca lo sentirás correr como corcel en tus venas,
nunca temblaras con el recuerdo de las ultimas palabras dichas y no dichas,
tú, que solo vives para la rumba del fin de semana,
tú, que solo esperas lo mejor del cielo entre tus manos,
tú, que mientes a los ojos y hablas a la espalda,
tú, que solo me hiciste sentir el cielo y luego la súbita caída al infierno,
yo, que no pude soportar cuál roble en el jardín de los desprecios,
yo, que me perdí en el desierto de la soledad,
yo, que escondo mis lágrimas entre dichas pasajeras y minutos lisonjeros,
yo, que estoy al lado de la almohada de las tentaciones y las cobijas del desdén,
nosotros, palabra que jamás entrará ya en nuestro léxico,
nosotros, los que ya nunca contemplarán el amanecer entre los tibios brazos del otro,
nosotros, los que nos dejamos comer por el odio y el rencor del paso del tiempo,
ustedes, los que ahora corren del brazo para abordar el marchito autobús,
ustedes, los que con animo celebran su encuentro taciturno,
ustedes, los que se ríen de las penas propias y ajenas,
él, quien te robo de mis ojos,
él, quien supo entregarte todas las rosas del otoño,
él, solo él es el culpable de mi encierro nocturno y el velorio de mis emociones,
ellos, los que están ahí afuera para cubrir mi espalda de los embates de la frustración,
ellos, los que te felicitan por tu deshonra y tu desprecio incauto,
ellos, los que esperan que salga de la tumba donde yo solo me encerré,
ellos, aquellos que están atentos a la más mínima señal de flaqueza para herirme de nuevo,
todos son lo que un día fui,
todos son los que un día perseguí,
y ahora no hay nadie para seguir este maltrecho rumbo.

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