martes, 28 de agosto de 2007

EL DESEO DE DIOS

Que tanto será pedirle a Dios que te deje de amar,
que no me incruste tu mirar en mi mirar,
que no refleje tu cuerpo en la luna y en la mar,
más allá de pedirle salud o bienestar,
prefiero que ya me quite tu amar,
o que te regrese a mi lecho en el nocturnal.

Ayer no tuve respuesta,
hoy tampoco,
pero no hay día en el mes que no conjure tu nombre inmortal,
el mio no es más que un surco en la tierra,
no es más que polvo en el viento,
pero porque llegamos a este día,
a este que me arropa con un dulce frío y un pútrido calor,
al día en que tu decidiste armar tu corazón y tu alma con el valor de mil caballeros para abandonarme,
por que yo me llene del miedo de mil lacayos para no detenerte,
si Dios me contestara un anhelo, o quizá solo un suspiro,
sería que no siguiera el tiempo caminando junto a nosotros,
que lo detuviera el día en que te conocí,
para que así tu belleza, tu carisma y tu bondad siempre siguieran ahí,
Pero eso nunca será, por que El a su lado te llevo.

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