domingo, 7 de mayo de 2017

NO PRONUNCIES MI NOMBRE

No pronuncies mi nombre
estoy lleno de sombras, deseos y una maldición
no te atrevas a nombrarme frente al mar entre rocas, bajo un árbol añoso o un sol palidecido
no te apiades de mi ni reces ni me guardes en tu solitaria lontananza
no deslices tus manos por mi cuello de alabastro ni roces mis oídos con tus pies de mármol
estoy lleno de futuros de oscura maleza, de culpas y disculpas.

No pronuncies mi nombre
estoy lleno de una noche que se me desborda por la mirada y mis brazos están tan vacíos
no te atrevas a lamentarme con nostalgia al unísono del rocío, al contemplar una nube o la fragilidad del horizonte
no te ampares en el arrepentimiento de los verdugos ni en el hecatombe de esperanzas ni en las nostalgias del aire nocturno
no arrastres tus mejillas en mi espalda de marfil ni untes tu germen de alegría por mi pecho
estoy cargado de hojas secas, de confines de angustia y nieve.

No pronuncies mi nombre
estoy lleno de idas y venidas, de pobres dudas y temores
no te atrevas a esconderme en el biombo de nubes, en los profesores o en los jazmines del río
no creas en mi ni hagas o rehagas nuestros pasos porque la suerte no era mucha
no palpes mis dedos de telón con tus labios de seda ni cocines mi alma con tu hambruna de olivo
estoy colmado de vaivenes, de ángeles enemigos y olvidos.

No pronuncies mi nombre
no sea que sufra tu sangre el desprecio por generaciones
se sequen tus tierras y se pierdan tus sueños.

No pronuncies mi nombre
no vaya a ser que en una de esas, te enamores.

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