viernes, 5 de noviembre de 2010

ESE, SI, YO.

La última vez que te vi ya casi no te reconocí,
no era por las cicatrices en tu rostro sino por las esquirlas en tú pecho,
tampoco fue por los cardenales de tus piernas sino por las manchas en tus ojos,
incluso no fue por la dulzura de tus letras sino por la amargura de tus voces,
seguía tú sonrisa siendo la misma pero ya le pertenecía al pasado,
yo te veía con ojos llorosos y estabas cansada y aturdida,
tu recordando y yo inventando,
el amor era cadena y las caricias látigos,
decías sin decir mientras yo no decía nada,
y ahora,
torciste camino hacia ningún lugar
y yo,
si, yo,
aquel al que nunca le importó mostrarse débil,
al que no tenía objeción ante tú indiferencia,
me amabas sin entenderlo y nunca averiguaste,
por lo que no me dabas y sabías que tenías,
eso, si, yo,
el que se queda jurando no volver,
el que se va queriendo regresar,
el que se mueve entre las sombras para esperarte,
el que intentó convencerte de las ventajas de tenerme,
ese, si, yo,
un ente al que le dicen que es todo un caso,
si, ese, yo,
el que ahora se está meciendo en los brazos del dolor
mientras la tristeza vigila la puerta.






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