viernes, 3 de septiembre de 2010

ELLA Y EL

La desgarrada y amarga soledad se trepa a la garganta,
desde lo que no es, se anuncia con bombo y platillo,
sobre la tierra la duda la penetra,
supongo que alguna vez él la amó con el misterio de una ramera,
se bebió esas metáforas de luna que ya no lo sorprende,
él es ese destino que se confunde en todo y en nada se dispersa,
ella está loca, loca, loca por ya no tener su amor,
esa prorroga insaciable que produce que las venas de las manos se hinchen,
ella está temblorosa y hambrienta de ese amor quemado,
se avergüenza de estar vacía y se va llorando su hermosa ruina;
por otro lado, él se la pasa bailando entre borrachos,
no piensa, sólo traza lineas con el humo del cigarro,
camina con sus ojos y sus manos van dentro de las bolsas del pantalón,
mira su retrato y ya no vigila cuantas noches no ha dormido,
bajo su lengua tiene las cenizas de sus senos olvidados,
su corazón espera, su oídos corren tras las risa de los lugares olvidados,
ella, se mueve, se aleja, se pierde entre la cólera de sus breves días,
es inagotable, grita por la ternura que hay en la balanza de sus labios,
se siente como gruta, como bastón de un ciego o como estatua derretida,
él camina con la cabeza abajo mientras ella pasa a su lado con la mirada arriba.

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