lunes, 26 de diciembre de 2016

TITIRITERO

Hay que irse yendo poco a poco. Sin violencia. Sin enojos. Sin malos ratos para nadie. Sin adioses fulminantes. Sin despedidas tortuosas. Basta con dejar de escribir o hablar. Basta con que recordemos lo olvidado. Simple. Contundente. Hay que irse yendo mientras sepamos quienes somos o lo que no somos. Basta con romper los espejos. Basta con dejar de pronunciar nuestro nombre.
Primera llamada. Primera.

Y en la aureola externa del fogonazo, en donde todo por momentos se ensombrecía, hoy ya sólo queda la dulce rivera tranquila del Aqueronte, ya sin el barquero, ya sin los demonios, ya sin las monedas marchitas en los ojos. Las luciérnagas de la Psique tiritan con más fuerza mientras el humo del cigarro que enciendo, me aleja para siempre de ahí.
Segunda llamada, segunda.

...Qué sabes tú de la vida si nunca has deseado estar muerto...

Tercera llamada, tercera. 
Comenzamos.